miércoles, 23 de octubre de 2013
The
Fault in Our Stars. Es extraño, estúpido y repetitivo -lo que siento-.
Pero creo que este libro va a ser mi favorito. Y borren de su cabeza la
absurda idea de que lo será porque es lindo, porque me entiende como
ningún otro o por cualquier estupidez que se les ocurra. Simplemente
entiende lo que pasé, lo que sufrí -al margen de que sea una historia
completamente diferente-, y que no hay nadie especial
en este mundo que se salve del dolor de la muerte. Tampoco hay cielo,
ni Dios y cuando alguien muere: no pasa nada. Las personas que quedan
detrás tan solo tienen que continuar y aprender a vivir los segundos,
minutos, días, con el dolor que llevan a cuesta hasta que les llegue la
hora a ellos también -continuar viviendo con la incertidumbre de lo
desconocido-. Es tan solo un efecto colateral del cáncer. Un efecto
colateral de estar muriéndose, y hay que aceptarlo.
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