domingo, 8 de junio de 2014

Subió el volumen a la música. Caminó hacia el espejo, todavía se sentía algo adormilada. Trató de arreglarse un par de mechones con hebillas pero no funcionó. Se soltó el pelo de la colita y empezó a acomodarlo con sus dedos mientras cantaba... Segundos más tarde dejó caer las manos... Para quién se estaba arreglando, esa persona no lo merecía... no merece lo mejor que ella puede ofrecer. 

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